Tus ojos me enternecen
tu sonrisa me estremece
tus labios me provocan,
tu ser me vuelve loca.
Es tu voz la suave caricia
que en mi oído se desliza.
Tu risa es mi alegría,
el verte triste, mi agonía.
Y es mi pobre corazón
aquel que late con desesperación,
mis manos te acarician en mi mente
y mis labios te besan apasionadamente.
Eres mi sueño, hazlo realidad,
eres mi anhelo, déjate alcanzar.
Cuando a mi memoria
se acerca tu recuerdo
(más oculto que prohibido)
espontánea y ligera,
cual sonrisa tan sincera
en mis labios ha nacido.
Si se trata de tu presencia
y no de un pensamiento mío,
fingen mis ojos perderse en el vacío.
Mis labios presionados por mis dientes
ocultan mi alegría.
Mi tranquilidad desvanecida,
mi corazón acelerado,
una emoción tan reprimida
nadie pudo haberla notado.
Una vez recuperada la calma,
el color, el aliento y hasta el habla,
con recato y disimulo
impacientes vagan mis miradas,
procurando aquellos ojos
y sonrisas por mi anheladas.
