miércoles, 20 de octubre de 2021

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Adiós


Por Diana Zepeda


Es tiempo de soltarte,
es hora de entender 
que las cosas suceden o no. 
Las personas se van 
porque así lo quieren
o porque así debió ser.
La realidad es como es,
negarse a ella duele más
que abrir los ojos y aceptar.
Es momento de decir adiós,
tal vez fueron buenos tiempos 
y ahora se han marchado.
O quizá no eran tan buenos.
Puede que haya idealizado
recuerdos de un pasado 
donde tampoco sentía satisfacción.
Puede que mi alma 
estuviera rota desde siempre,
para no lidiar con el problema
tan solo maquillaba las grietas.
Un día un soplo de viento más
me sacudió y mi ser se derrumbó.
Encontrar todas las partes 
a lo largo del camino que he transitado
no será sencillo, pero si necesario.
Necesito soltarte, decirte adiós,
en mis pensamientos y mi corazón.
Tú te has ido ya, yo no lo acepto.
Cargar contigo me está deteniendo.
Por eso hoy te suelto.
Es momento de ser valiente
enfrentar los miedos y sanar.
Entonces, adiós.
















miércoles, 4 de agosto de 2021

Roble

Por Diana Zepeda


Te veo ahí, de pie,
inquebrantable, 
firme como un roble.

Se lo que hay
tras la corteza rugosa.
Conozco a detalle

tus áreas 
de madera fina,
dulces frutos, hojas secas. 

Conservo el recuerdo
de tranquilos veranos
bajo tu sombra,

acariciando tus cicatrices
admirando tus flores,
cuidando tus hojas.
 
Abrazados,
en las duras tormentas
y helados inviernos.

Juntos,
unidos y fuertes
no pasamos frío.

Sin embargo,
tus brazos abiertos,
así como abrazan
 
también
hostiles se apartan.
El amor que entrego

te parece poco,
lo que ofrezco
no alcanza.

Tu mirada profunda, 
expresiva, insatisfecha 
siempre me rompe.

Te veo ahí 
tan fuerte, firme y seguro, 
tal como un roble.

Me pregunto con dolor:
sí debiera quedarme 
abrazarte fuerte,

echando raíces a tu lado, 
en el mismo suelo, 
entrelazando nuestras ramas. 

O por el contrario,
me marcho y te libero 
de mi amor insuficiente, 

el que ofrece
todo cuanto tiene 
y tú no lo sientes. 


miércoles, 14 de julio de 2021

Los finales se anuncian solos

Por Diana Zepeda




Los finales se anuncian solos,
cuando algo va a concluir 
siempre lo sabemos,
recibimos señales;

nos tocan la espalda 
nos pisan los talones 
nos gritan en la cara.

Al final del verano una tarde,
disfrutando el clima cálido,
bebiendo un vaso de limonada, 
mientras observamos 
las hojas de un árbol,
algo dentro de pronto 
nos anuncia:
será la última vez
que las veamos verdosas y sujetas.
Contemplamos con nostalgia 
sabiendo que pronto caerán, 
secas volarán a merced del viento.

Un día, perdidos en la lectura, 
nuestras manos se percatan 
el libro favorito se va haciendo delgado, los misterios están resueltos ya,
sin duda viene el final.
Tratamos de recordar 
cómo eran los días antes de ser conquistados por sus líneas.
¿Qué haremos ahora para pasar el tiempo?

Cuando un ave se dispone a emprender el vuelo 
Lo sabemos porque mira al cielo,    
abre sus alas y se va sin más,
firme, sin mirar atrás.
Una vez que se ha ido 
sabemos lo difícil que será volverlo a encontrar.

Cuando la taza está casi vacía 
y vemos dentro, 
aspiramos para sentir el aroma 
y lentamente bebemos el último sorbo de café.

En fin, cuando algo termina
casi nunca sucede de repente, 
lo sabemos, claro que sabemos.
Nos llenamos de miedo 
sentimos vacío, tristeza, enojo, alivio, alguna vez alegría y casi todas melancolía.

Nos preguntamos 
¿ahora qué va a pasar, qué voy a hacer? 
y en realidad, los finales nunca son el final
sino el comienzo de algo más.

Deja que se vaya al verano 
que las hojas caigan es necesario, descuelga el suéter rayado, 
siente la estática en tus manos.

Disfruta el libro hasta que termine, 
está llena de ellos la biblioteca, conseguirás otro en cualquier librería. Puedes tomar lápiz y papel 
y plasmar las historias que llevas dentro.

Sonríele al ave mientras se va,
desea que encuentre un mejor clima.
Bebe el café hasta la última gota, 
a la mañana siguiente 
podrás preparar otra taza y otra...


miércoles, 2 de junio de 2021

El tiempo

Por Diana Zepeda






El tiempo 
no se detiene, nada se lleva,
deja las huellas 
que en  la memoria se quedan.

La edad
tan sólo es un número, 
una cifra para cuantificar
los días en esta tierra.
 
La vida pasa 
cómo pasan todas las cosas
las que importan y las que no.

Morimos 
sólo si nos dejan de pensar,
cuando se va la última persona 
que nos pueda recordar.

Ese día 
dejamos de existir en este mundo
y sin embargo no es el final.
No puede serlo.

Porque
después de este mundo 
seguro hay otro, debe haber uno 
para poder redimirnos.

Hacer
lo que no pudimos 
aquello que quisimos.
Vivir en serio.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Dolor


Por Diana Zepeda

Duele el silencio, 
las palabras que guardas
los sentimientos que callas.
Duele la insertidumbre
las dudas constantes
la distancia que nos separa.
Los recuerdos duelen,
guardar imágenes 
atesorar momentos
que ya no vuelven.
Hay verdades que hieren
respuestas amargas,
afirmaciones que matan.
Serán siempre más dulces
que la agonía de no saber nada.









miércoles, 7 de abril de 2021

Callado

Por Diana Zepeda













Era tan callado
la llenaba de dudas.
Tenía una mirada
de esas que parecen 
atravesar la mente
y leer pensamientos.
De las que se quedan quietas
no parpadean ni se apartan, 
así la miraba, con sus ojos
brillantes y oscuros, 
parecían decir:
aquí estoy, te quiero. 
Apartaba la vista con miedo, 
él se marchaba luego.
Pasaban los días en silencio, 
soñando con esos ojos negros
que tanto evitaba,   
se estremecía si escuchaba
la voz firme y segura, 
que a ella no le decía nada.  
Un día le saludó amable, 
con una caricia suave 
tocó su espalda, 
le abrazó el alma, 
y era tan callado, 
no le dijo nada.
Nunca supo 
si podía decir que sí,
si había una pregunta,
si valía la pena 
mantener la mirada
o bajar la vista, 
olvidarlo, o dejarlo todo 
para ir a sus brazos.
Pero nunca le dijo nada
o quizá sí, puede que no fuera
tan callado, puede que él gritara
y ella no le escuchaba.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Un beso nada más

Manuel María Flores


Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía:
un solo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos... me mataría.

¡Un beso nada más!... Ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga
y mi alma por su beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.

¡Júntese con la tuya!... Yo no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos...
¡Pronto... dame tus labios!... ¡Tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos!

Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso...
¡Oh! ¡Sosténme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso.

miércoles, 3 de febrero de 2021

Vivir


Por Diana Zepeda

Hay sentimientos incómodos 
que nos desacomodan un poco  
sacuden el alma, revuelven la vida.
Así recordamos quiénes somos,
la fragilidad que nos envuelve.
Regresamos al principio
valoramos las cosas, 
aprendemos de los errores.
Y es que, "vivir", implica 
un esfuerzo mayor que respirar,
es algo más que existir, 
ocupar en el mundo un lugar.
Es permitirse sentir, aunque asuste
así se mueva todo, o duela.
Es atreverse a caminar descalzos a veces, sabiendo que hay piedras.
Aventurarse y acariciar una rosa
a pesar de sus espinas, 
qué caso tendría todo sin los riesgos. 
Es agradecer las mañanas
y disfrutar las noches,
dejar que el viento nos despeine la mente,
la lluvia purifique el alma
y los rayos del sol nos abracen.
Vivir es saber amar 
porque el amor no es lo que nos han dicho, el amor se sabe aunque nos engañemos,
se siente o no, aunque lo forcemos 
y nunca muere, sólo trasciende.
Si es amor, no duele.
Vivir es dejar de lado el miedo
los juicios y hasta el tiempo. 
Vivir, es dejarse fluir.

miércoles, 6 de enero de 2021

No ha pasado nada



Por Diana Zepeda

No ha pasado nada,
mañana tomarás el tren 
a la hora acostumbrada, 
aquí todo irá bien.
 
Estaré durmiendo
soñando en calma,
cómo quién lleva dentro 
sólo paz en el alma.
 
Despertaré con el sol 
agradeciendo otro día,
seguro me sale del corazón 
una hermosa melodía.

Tú andarás por ahí 
con una gran sonrisa,
actuando con frenesí 
viviendo de prisa.
 
Creerás que te pienso 
y tal vez lo haré, 
culpo al brillo intenso 
de tus ojos café.
 
Pero no pasa nada,
aquí nadie pierde,
yo estoy siempre ocupada 
el tiempo no se detiene.
 
En toda tu libertad 
de tan solo odiarme, 
contra tu voluntad 
vas a recordarme.

Tendrás que usar esa camisa 
la que tanto me gustaba,
imaginarás una caricia 
de las que siempre te negaba.

Y nada pasará,
seguirás con lo tuyo 
no escribiré, no llamarás, 
nos gana el orgullo.

No hay culpa ni llanto,
ese tema no duele si lo toco,
a pesar de no haber sido para tanto,
sé que nunca fue para tan poco.

y si te dije adiós 
no fue por cobardía,
es lo mejor para los dos 
aunque no lo entiendas todavía.